Me elevo
medio metro
por encima del suelo
y tras unos segundos
de duda y pánico
desaparece el dolor
le sucede la calma
recupero la dignidad
una ensoñación recurrente
nada más que eso
ese cinturón de cuero
que descansa sobre la cama
sólo me recuerda
el anhelo de mi propia ausencia.
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